
Cualquier persona que tenga la voluntad suficiente para ser parte del mundo de las telas puede hacerlo; pero hay que tener cierta condición física que permita sostener el propio peso corporal, el cual, dicho sea de paso, suele ser más pesado de lo que se cree. Igualmente importante son manos, brazos y hombros, porque de ellos la persona se vale para lograr los distintos amarres y enganches a la tela.
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