viernes, 24 de abril de 2015

Clases de Folklore para todas las edades!!





Muchos han sido los comentarios y señalamientos acerca de la importancia de la danza folklórica en la escuela primaria o en cualquier otro nivel educativo, principalmente si ésta permite el desarrollo y una formación integral en los niños.
Este género dancístico forma parte de las manifestaciones artísticas que el hombre ha expresado siempre desde sus orígenes. Su práctica puede facilitar el desarrollo de las personas como mejores seres humanos, pues no sólo es bailar por bailar, sino que se adquiere la capacidad de sentir, comunicarse físicamente, expresar emociones y sentimientos, definir su identidad nacional y actuar de manera libre y espontánea ante los demás, con quienes convive de manera cotidiana. La danza por sí misma juega ya un papel muy importante en el terreno educativo. Su valor es real en la medida que despierta en el estudiante su propio encanto y lo que de ello resulta: lo torna visible al momento de bailar y poner en práctica su cuerpo con movimientos cadenciosos al ritmo de una pieza musical. La danza como expresión artística tiene que atender en su ejecución un aspecto importante, ya que no puede mantenerse alejada ni separada de otra de las manifestaciones que, a la par, también apareció desde sus orígenes, permaneciendo unidas hasta la fecha, me refiero a la música. Poner en juego esta dualidad danza-música resulta grato y sorprendente, pues observar y escuchar, a la vez, en una creación conjugada de estas dos manifestaciones, cuerpo humano de por medio, manifiesta la gran diversidad de expresiones y sensaciones que se pueden transmitir por éste; bien como dones naturales o como algo posible de adquirir con el tiempo y con la práctica. En este artículo pretendo destacar la importancia de la danza folklórica como herramienta educativa para la formación integral de los niños. Expertos en la materia, como Laban, nos muestran trabajos donde percibe que los beneficios de la danza, en el terreno educativo, son trascendentales para quien experimenta el placer de bailar, a solas o en grupo –experiencia poco común en las sociedades modernas, también así en las escuelas–, de la cual, gracias a una buena comunicación corporal, emergen aprendizajes a los que se le pueden denominar: alegría del movimiento. Esta asignatura dirige su atención hacia el desarrollo de los niños, abordando en sus contenidos los elementos básicos de las cuatro formas de expresión en las que se organiza: “Expresión corporal y danza” es una de ellas y la destaco, porque cuenta con una perspectiva que incide en el desarrollo y formación integral de los niños y con elementos que le facilitan la convivencia en la sociedad actual, cada vez más demandante y globalizada. Muchas de las actividades que realizan los niños en sus juegos tienen relación con las manifestaciones artísticas. Al cantar, pintar, bailar, actuar y representar situaciones diversas, el niño disfruta y expresa sus sentimientos y emociones, creando ambientes favorables que le ayudan a percibir su entorno de manera más profunda y natural. Dado que la escuela es una parte medular para su desenvolvimiento, crecimiento y desarrollo, los maestros somos partícipes directos de estos cambios, por lo que nos apoyamos en la estructura temática de las asignaturas que conforman el currículum; así que, si el niño canta, pinta, baila y actúa, entonces es recomendable que la Educación Artística sea tomada en cuenta como una asignatura completamente necesaria para la formación de los alumnos, y no aislada y ajena o como relleno en actividades extracurriculares.Así lo establece Aguilar al decir que “la característica peculiar de la asignatura de educación artística es que pone mayor énfasis en la vida emotiva de los alumnos, que muchas veces es menospreciada pero que es fundamental tanto para el desarrollo del individuo como para la propia construcción del conocimiento” 
La danza folklórica también proporciona seguridad, pues los adultos comparten una actitud desinhibida, relajada, que brinda la oportunidad de expresar alegría y abandonar el estrés o la depresión, sin olvidar que también puede ser la forma de mostrar ante los demás el ingenio de bailar con cierta brillantez y elegancia, actitud que permite que se establezca mejor convivencia de las personas mayores con su entorno cotidiano, pues hay una relación directa entre el bienestar individual y la calidad de los vínculos sociales con hijos, familia y amigos.

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